Toulouse es la capital de la región de Occitania (con la reorganización territorial francesa de 2016 incluye las antiguas regiones de Midi-Pyrénées y Languedoc-Roussillon). Pese a no tener parentesco con nuestra guipuzcoana Tolosa, no es incorrecto llamarla así, pues es su denominación en lenguaje occitano (lengua de oc) y así nos lo recuerda un doble cartel a la entrada de la ciudad.
Con más de 460.000 hab y un área metropolitana que supera 1.300.000 es la cuarta ciudad de Francia, lo que da una idea de su importancia. Seguramente clave para su florecimiento fue el río Garona, así como su posición en el valle de dicho nombre, donde tiene una posición estratégica para las rutas comerciales entre el Atlántico, el Meditarráneo y los Pirineos, ya desde muy antiguo pues las primeras referencias a esta Tolosa datan del s.II a.C. Prueba de ello es que la ciudad fue capital del reino Visigodo en el s.V, capital de la provincia del Languedoc en la Alta Edad Media y el período moderno temprano y capital no oficial de la region cultural occitana que abarca gran parte del Sur de Francia.
Más allá de estas connotaciones históricas, Toulouse ha sabido mantener una posición de gran importancia en el enclave francés y europeo. No en vano, es la sede de la industria aeroespacial europea, albergando la sede central del Grupo Airbus, el sistema de posicionamiento Galileo, el sistema de satélites SPOT, la sede de la empresa aeronáutica ATR y el Toulouse Space Centre, el centro espacial más grande de europa, además de albergar la sede europea de Intel. Su universidad, fundada en 1229, es una de las más antiguas de Europa con la friolera de 103.000 estudiantes, el cuarto campus en tamaño de Francia. No es de extrañar entonces el hecho de que el puente aéreo Toulouse-Blagnac – Paris-Orly sea el más ajetreado de Europa, con 2.4 millones de pasajeros en 2014.
Además del río Garona, el Canal du Midi, gran obra de ingeniería del s.XVII y declarado patrimonio de la humanidad por la UNESCO, parte desde Toulouse hasta aguas del Mediterráneo en un periplo de 241 km. Junto con el Canal del Garona y el río del mismo nombre, forman un tramo navegable que conecta las aguas del Mediterráneo con el Atlántico por Burdeos donde desemboca el río.
Entrando en aspectos más estéticos, Toulouse llama la atención por sus bonitas fachadas en ladrillo de terracota, quedan a todo su casco histórico un color rojo-rosáceo característico. Resulta curiosa la conjunción de este colorido con los tonos apagados del paisaje invernal, así como los naranjas pálidos de las hojas que aun se resisten a ser olvidadas por el viento. Esto da a Toulouse un cierto aspecto bucólico, muy acorde con su timidez estética.
Efectivamente Toulouse es una ciudad de belleza escondida pero palpable, como si no quisiera llamar la atención frente a otras ciudades de más porte. Como las mujeres más elegantes, pese a no quere ir excesivamente maquillada o con vestido de fiesta, aun queriendo pasar desapercibida, su belleza es más que evidente para el viajero sosegado que no tenga prisa y esté dispuesto a recorrer sus bonitos rincones. No por ello deja de tener significativos iconos, como el histórico e imponente Capitole, sede del Ayuntamiento de la ciudad, o la basílica de Saint Sernin, que pasa por ser el templo románico más grande de Europa y muy probablemente del mundo.
Cierto es que mi caso no era de sosiego, pues sólo puedo revelar aquello que pude intuir en mis desplazamientos o en un único y breve paseo con la cámara, al tener la ventaja de alojarme en la zona centro. Pese a no tener mucho tiempo y estar a punto de dejar la cámara, mis anhelos se vieron recompensados por una bonita luz mañanera, de esa que lucha contra la tormenta para dar una cierta calidez al paisaje, como si quisiera recompensar al penitente fotógrafo que lleva todo el equipo fotográfico de viaje sólo para unos pocos minutos.
Siento no poder explayarme en muchos más detalles, pero al menos puedo dejaros la recomendación de hacer una visita a Toulouse si caéis cerca de la zona, o si tenéis interés por conocer este tipo de ciudades que no suelen defraudar, más aun sabiendo que Toulouse, con toda esta actividad y vida estudiantil, es una ciudad muy activa en la que el aburrimiento casi está descartado, a nada que uno quiera moverse un poco. Como la mayor parte de vosotros puede que no pase por aquí o lo haga en tiempo, espero que al menos os quede el consuelo de estas fotografías, que no pasan por ser espectaculares, están hechas en el lapso de unos minutos, pero que sí creo que son representativas de la ciudad. Espero que os gusten 🙂
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