Una Relacion Destructiva
La relación entre la Doctora y el paciente entró en una espiral destructiva. El paciente, conocido por su aspecto e histrionismo Joker, empezó a despertar en ella unos mecanismos mentales oscuros y una poderosa atracción, que permitía manipularla. A su vez, Joker sentía por primera vez una cierta ternura pero a su manera, que más allá de utilizarla para sus fines, le impedía despegarse de ella. Era como si ambos fueran una dura droga mutua y se hubieran enganchado sin remedio de salir de aquello. Definitivamente, la doctora ayudó a Joker a escapar de aquella decadente jaula de locos, no sin emplearse a fondo en la huida con algunos guardas. No se sabe muy bien si los golpes de la Dra Quinzel fueron fruto de la huida o de un forcejeo con su extraño amante, pero llegó el clímax de la locura, y de la perdición de la Doctora. En un momento ella dijo que le quería y que le comprendía, lo cual desató en Joker un ataque de cólera. ¿Quieres saber como me siento? ¿Quieres saber lo que es estar metido en mi cabeza? Ella asentió temerosa, pero decidida, tal vez porque algo ya se había roto en su mente, y si no lo había hecho terminó de freirse entre aquellos electrodos. Curiosamente, tras aquella fritura mental ella aparecía relajada, y con una curiosa mueca, que le daba un aspecto parecido a él. Había comenzado la transformación...